Comencemos nuestro viaje hacia las alturas, adentrándonos en la enigmática mesosfera, la tercera capa atmosférica que se extiende desde la estratosfera, aproximadamente a los 50 kilómetros de altitud, hasta la termosfera, a unos 85 kilómetros. A diferencia de las capas inferiores, la mesosfera es un lugar inhóspito, frío y oscuro, donde la densidad del aire es extremadamente baja. Sin embargo, su estudio es crucial para comprender la dinámica atmosférica global y sus interacciones con el espacio.
Antes de adentrarnos en los detalles, es importante desmitificar algunas ideas preconcebidas. La mesosfera no es simplemente un espacio vacío entre la estratosfera y la termosfera; es una región compleja con fenómenos atmosféricos únicos, como las nubes mesosféricas polares (NMP) y las estrellas fugaces, que son en realidad meteoros que se queman al entrar en contacto con la atmósfera terrestre a estas altitudes.
La mesosfera se caracteriza por una disminución drástica de la temperatura con la altitud. Mientras que la estratosfera experimenta un aumento gradual de la temperatura debido a la absorción de la radiación ultravioleta por el ozono, en la mesosfera la temperatura desciende hasta alcanzar los -90°C o incluso menos, convirtiéndola en la capa más fría de la atmósfera. Esta baja temperatura se debe a la disminución de la absorción de radiación solar y a la emisión de radiación infrarroja por el dióxido de carbono y el vapor de agua presentes en pequeñas cantidades a estas altitudes.
La densidad del aire en la mesosfera es extremadamente baja, mucho menor que en las capas inferiores. Esto significa que hay menos moléculas de aire por unidad de volumen, lo que dificulta la respiración y la sustentación de objetos en vuelo. La baja densidad también afecta la propagación del sonido, haciéndolo casi imperceptible en estas alturas. La falta de suficiente oxígeno hace que esta capa sea inhabitable para cualquier ser vivo conocido.
Si bien la composición química de la mesosfera es similar a la de la estratosfera, con nitrógeno y oxígeno como componentes principales, las concentraciones de estos gases son significativamente menores. La baja densidad permite que los fenómenos meteorológicos sean menos frecuentes y menos violentos. La presencia de iones y partículas cargadas es mayor que en las capas inferiores, influyendo en las propiedades eléctricas de la mesosfera y en la propagación de ondas de radio.
Las NMP son nubes brillantes y luminosas que se forman en las regiones polares durante el verano. A diferencia de las nubes que vemos en la troposfera, las NMP se forman a altitudes extremadamente altas (entre 76 y 85 km) y están compuestas de cristales de hielo de agua. Su formación es un fenómeno complejo que aún no se comprende completamente, pero se cree que está relacionado con la presencia de vapor de agua y partículas de polvo meteórico en la mesosfera. Su estudio proporciona información valiosa sobre la dinámica atmosférica y la composición de la mesosfera.
Las estrellas fugaces, o meteoros, son pequeños fragmentos de roca o hielo que entran en la atmósfera terrestre a gran velocidad. La fricción con las moléculas de aire provoca un calentamiento intenso, que hace que el meteoro se incendie y brille intensamente antes de desintegrarse. Muchos meteoros se queman completamente en la mesosfera, ofreciendo un espectáculo luminoso en el cielo nocturno. El estudio de los meteoros proporciona información sobre la composición y el origen de los cuerpos celestes.
Aunque la mayor parte del ozono se concentra en la estratosfera, también existe una capa de ozono en la mesosfera, aunque mucho más tenue. Esta capa, aunque menos significativa en términos de protección contra la radiación UV, juega un papel importante en la química atmosférica mesosférica, influyendo en la temperatura y la composición de la capa.
La mesosfera, a pesar de su inaccesibilidad, es una capa atmosférica crucial para comprender la interacción entre la Tierra y el espacio. Su estudio nos permite:
La mesosfera sigue siendo una región atmosférica relativamente desconocida, debido a la dificultad de realizar observaciones y experimentos a esas altitudes. Sin embargo, el avance de la tecnología, como el uso de cohetes sonda y satélites, ha permitido un progreso significativo en nuestra comprensión de esta capa atmosférica. La investigación continua en la mesosfera es crucial para comprender mejor la dinámica atmosférica global, el clima espacial y la interacción entre la Tierra y el espacio. El estudio de esta región enigmática continúa revelando nuevos misterios y ofreciendo valiosas oportunidades para el avance científico.
Desde las fascinantes NMP hasta el brillante espectáculo de las estrellas fugaces, la mesosfera nos recuerda la complejidad y la belleza del sistema terrestre. Su estudio representa un desafío científico continuo, que nos impulsa a explorar aún más las fronteras de nuestro conocimiento sobre la atmósfera y el universo que nos rodea.
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